Los historiadores y especialistas en agricultura tienen la certeza de que los productos derivados de las musáceas: banano, plátano y otros similares, provienen de los continentes asiático y africano.
El plátano macho se dio a conocer en el Mediterráneo en el año 650 DC. La especie llegó a las Canarias en el siglo XV y desde allí fue trasladado a América en 1516 por las constantes corrientes migratorias de la época.
El plátano es mucho más grande que el guineo, se estrecha en su extremo inferior; su color es verde y al llegar a su estado optimo de maduración se torna amarillo con manchas y rayas marrones; su sabor en crudo es muy amargo y al cocer se vuelve blando, suave y mantecoso.
Su consumo es cocido por que el plátano crudo es indigesto; se manipula
como una hortaliza, se cuece con piel, asado cortado en sentido horizontal sin pelar y acomodando el lado de la piel sobre el fuego, hervidos, horneados se sirven como si fueran patatas asadas con piel para acompañar platos de carne o en rodajas fritos, conocido como «Tostones».